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La Eficacia del Omega-3 en la Prevención y Tratamiento del Síndrome de Ojo Seco: Una Perspectiva Basada en la Ciencia

El Síndrome de Ojo Seco: Una Visión General 

El síndrome de ojo seco (SOS) es una de las enfermedades oculares más comunes en todo el mundo, afectando a millones de personas y causando síntomas como irritación, enrojecimiento, visión borrosa y una sensación constante de sequedad ocular. El SOS tiene unimpacto negativo en la calidad de vida de los que lo sufren, limitando sus actividades diarias y reduciendo su productividad en el trabajo [1]. La causa de esta condición multifactorial incluye la disfunción de las glándulas de Meibomio, inflamación ocular y una producción inadecuada de lágrimas. Los factores de riesgo para el SOS incluyen la edad avanzada, el uso prolongado de pantallas, condiciones autoinmunes y factores ambientales [2]. 

El tratamiento principal para el ojo seco consiste en la aplicación de lágrimas artificiales, cuyo objetivo es humectar y lubricar la superficie ocular. Sin embargo, esta terapia ofrece un alivio temporal de los síntomas, sin abordar el proceso inflamatorio subyacente a la enfermedad. Para el tratamiento de las causas, los corticosteroides tópicos permiten tratar la inflamación ocular, pero su uso prolongado está limitado por posibles efectos adversos [3]. Por otro lado, la ciclosporina A tópica se presenta como una estrategia alternativa para evitar estos efectos secundarios. No obstante, su eficacia parece ser limitada y la falta de disponibilidad en algunos países representan importantes obstáculos para su utilización [4].

 

Omega-3: Un Suplemento Nutricional con Potencial Terapéutico

Los ácidos grasos omega-3 son ácidos grasos poliinsaturados que desempeñan un papel crucial en la salud ocular, principalmente debido a sus propiedades antiinflamatorias y a su capacidad para mejorar la función de las glándulas de Meibomio. Los omega-3 se encuentran en altas concentraciones en el aceite de pescado, linaza y nueces, y se componen principalmente de ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) [5]. Estos ácidos grasos han sido objeto de numerosos estudios clínicos que investigan su efecto en la prevención y tratamiento del síndrome de ojo seco [6,7]. 

 

 

Un estudio publicado en la revista Ophthalmology y realizado por Deinema y colaboradores (2017) [8], pertenecientes al departamento de Optometria y Ciencias de la Visión de la Universidad de Melbourne, demostró que el consumo diario de una dosis diaria de suplementos ricos en omega-3 durante tres meses redujo significativamente la osmolaridad de la lágrima y mejoró su estabilidad en comparación a la suplementación con placebo. Otro ensayo clínico aleatorizado y controlado por placebo realizado por Bhargava et al. (2015) [9] demostró que los pacientes que recibieron suplementos de omega-3 durante tres meses experimentaron una mejora significativa en la producción lagrimal y una reducción en los síntomas del ojo seco en comparación con el grupo placebo. Kangari et al. (2013)[10] encontraron que el consumo de omega-3 mejoró significativamente la estabilidad de la película lagrimal y redujo la inflamación ocular en pacientes con SOS moderado a severo. Estos hallazgos han sido respaldados por estudios adicionales, incluyendo investigaciones que sugieren que el omega-3 puede reducir la evaporación lagrimal al mejorar la secreción de lípidos por las glándulas de Meibomio. Por lo tanto, el uso de suplementos ricos en omega-3 parecen ser beneficiosos para el tratamiento del ojo seco.  

Mecanismos de Acción del Omega-3 en el SOS: ¿Cómo funciona?

El omega-3 puede influir en el síndrome de ojo seco a través de varios mecanismos biológicos. En primer lugar, los ácidos grasos omega-3 son precursores de resolvinas y protectinas, que son mediadores antiinflamatorios derivados del EPA y el DHA. Estos mediadores ayudan a reducir la inflamación ocular, un componente clave en el síndrome de ojo seco [11]. En segundo lugar, el omega-3 puede mejorar la función de las glándulas de Meibomio, responsables de producir los lípidos que forman la capa externa de la película lagrimal. Al aumentar la calidad de esta capa lipídica, el omega-3 reduce la evaporación de las lágrimas y mejora la estabilidad de la película lagrimal, lo que alivia los síntomas del ojo seco [12]. 

Seamos críticos con lo que leemos

A pesar de los hallazgos positivos, algunos estudios han reportado resultados menos concluyentes. Por ejemplo, el ensayo clínico DREAM (Dry Eye Assessment and Management), uno de los estudios más grandes y rigurosos realizados sobre el tema, no encontró diferencias significativas entre los pacientes que tomaron suplementos de omega-3 y aquellos que recibieron un placebo en términos de alivio de los síntomas del SOS [13]. Este estudio ha llevado a la comunidad científica a reevaluar la eficacia del omega-3, sugiriendo que mientras algunos pacientes pueden beneficiarse de los suplementos de omega-3, no todos responderán de la misma manera. Estos resultados subrayan la necesidad de una evaluación individualizada en el tratamiento del síndrome de ojo seco y la consideración de otros factores como la dieta, el tipo de omega-3 utilizado y la duración del tratamiento.

Hacía dónde se dirige la investigación sobre Omega-3 y SOS

La investigación futura sobre los beneficios del uso de omega-3 y el SOS debe centrarse en identificar qué subgrupos de pacientes son más propensos a beneficiarse de estos suplementos, así como en determinar la dosis óptima y la formulación más eficaz. Además, la comparación directa de diferentes fuentes de omega-3 o la combinación con otros nutrientes podría proporcionar información valiosa para la práctica clínica [14].

Recomendaciones Prácticas para el Uso de Omega-3 en el Ojo Seco

A pesar de la controversia en la literatura, muchos expertos en el ámbito de la salud ocular siguen recomendando el uso de omega-3 como parte de un enfoque integral para el manejo del síndrome de ojo seco, especialmente en pacientes con síntomas leves o moderados. Se sugiere que los pacientes consuman una dosis diaria de 1000-2000 mg de EPA y DHA combinados, a través de suplementos de alta calidad o alimentos como los descritos anteriormente.  

En conclusión, el uso de ácidos grasos omega-3 para la prevención y el tratamiento del síndrome de ojo seco ha mostrado resultados prometedores, aunque no exentos de controversia. Mientras que algunos estudios han demostrado mejoras significativas en los síntomas y la estabilidad de la película lagrimal, otros no han encontrado diferencias notables en comparación con el placebo. A pesar de estas discrepancias, el omega-3 sigue siendo una posible opción terapéutica  para muchos pacientes, y se espera que la investigación futura clarifique su papel en el manejo del ojo seco.

Referencias

  1. Miljanović, B., Dana, R., Sullivan, D. A., & Schaumberg, D. A. (2007). Impact of dry eye syndrome on vision-related quality of life. American journal of ophthalmology143(3), 409-415.
  2. Craig, J. P., Nichols, K. K., Akpek, E. K., Caffery, B., Dua, H. S., Joo, C. K., … & Stapleton, F. (2017). TFOS DEWS II definition and classification report. The ocular surface15(3), 276-283.
  3. Jones, L., Downie, L. E., Korb, D., Benitez-del-Castillo, J. M., Dana, R., Deng, S. X., … & Craig, J. P. (2017). TFOS DEWS II management and therapy report. The ocular surface15(3), 575-628.
  4. Wan, K. H., Chen, L. J., & Young, A. L. (2015). Efficacy and safety of topical 0.05% cyclosporine eye drops in the treatment of dry eye syndrome: a systematic review and meta-analysis. The ocular surface13(3), 213-225.
  5. Calder, P. C. (2003). n− 3 Polyunsaturated fatty acids and inflammation: from molecular biology to the clinic. Lipids38(4), 343-352.
  6. Giannaccare, G., Pellegrini, M., Sebastiani, S., Bernabei, F., Roda, M., Taroni, L., … & Campos, E. C. (2019). Efficacy of omega-3 fatty acid supplementation for treatment of dry eye disease: a meta-analysis of randomized clinical trials. Cornea38(5), 565-573.
  7. O’Byrne, C., & O’Keeffe, M. (2023). Omega3 fatty acids in the management of dry eye disease—An updated systematic review and metaanalysis. Acta ophthalmologica, 101(2), e118-e134.
  8. Deinema, L. A., Vingrys, A. J., Wong, C. Y., Jackson, D. C., Chinnery, H. R., & Downie, L. E. (2017). A randomized, double-masked, placebo-controlled clinical trial of two forms of omega-3 supplements for treating dry eye disease. Ophthalmology, 124(1), 43-52.
  9. Bhargava, R., Kumar, P., Phogat, H., Kaur, A., & Kumar, M. (2015). Oral omega-3 fatty acids treatment in computer vision syndrome related dry eye. Contact Lens and Anterior Eye, 38(3), 206-210.
  10. Kangari, H., Eftekhari, M. H., Sardari, S., Hashemi, H., Salamzadeh, J., Ghassemi-Broumand, M., & Khabazkhoob, M. (2013). Short-term consumption of oral omega-3 and dry eye syndrome. Ophthalmology120(11), 2191-2196.
  11. James, M. J., Gibson, R. A., & Cleland, L. G. (2000). Dietary polyunsaturated fatty acids and inflammatory mediator production. The American journal of clinical nutrition71(1), 343S-348S.
  12. Liu, Y., Kam, W. R., & Sullivan, D. A. (2016). Influence of omega 3 and 6 fatty acids on human meibomian gland epithelial cells. Cornea35(8), 1122-1126.
  13. Dry Eye Assessment and Management Study Research Group. (2018). n− 3 Fatty acid supplementation for the treatment of dry eye disease. New England Journal of Medicine378(18), 1681-1690.
  14. Ng, A., Woods, J., Jahn, T., Jones, L. W., & Ritter, J. S. (2022). Effect of a novel omega-3 and omega-6 fatty acid supplement on dry eye disease: A 3-month randomized controlled trial. Optometry and Vision Science, 99(1), 67-75.
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Noticia revisada por D. Jesús Vera y D. Amador García

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